Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

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Antonio de Herrera y Tordesillas

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Antonio de Herrera y Tordesillas (Cuéllar, 1549 - Madrid, 28 de marzo de 1626), cronista, historiador y escritor del Siglo de Oro español, autor de la Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano que llaman Indias Occidentales, conocida como Décadas y considerada una de las mejores obras escritas sobre la conquista de América.

Fue Cronista Mayor de Castilla durante los reinados de Felipe II y Felipe III, y también de Indias. Cristóbal Pérez Pastor le atribuyó el sobrenombre de “Príncipe de los historiadores de Indias”. Está considerado el historiador más dilatado de su época, y su obra está compuesta también por una Historia General del Mundo, una de Portugal y una Descripción de Indias. También destaca en su obra la traducción de diferentes obras del italiano o el latín al castellano, e incluso se atrevió a traducir su obra "Descripción de las Indias Occidentales" al holandés.

Biografía

Nació en la Villa de Cuéllar, provincia de Segovia, en una familia noble acomodada. Hijo de Rodrigo de Tordesillas (hijo de otro Rodrigo de Tordesillas que murió a manos de los Comuneros), y de Inés de Herrera, de quien tomó el apellido.

Cursó sus primeras letras en el Estudio de Gramática de su villa natal, desarrollando una habilidad muy notable para relacionarse y una capacidad de trabajo inagotable como podrá comprobarse posteriormente; su preparación (importante en lengua latina), cursada posiblemente en Salamanca alcanzó el punto culminante en Italia. En 1570 viajó a Italia, en servicio del príncipe Vespasiano I Gonzaga, uno de los personajes más destacados de su época en Italia. Sus conocimientos de latín se incrementaron a la vez que aprendió italiano.

En 1575 Gonzaga fue nombrado Virrey de Navarra, causa por la cual Herrera regresó a su país, y fijó su residencia en Pamplona. Siguió gozando de la confianza del Virrey cuando pasó a Valencia con el mismo cargo (1579), aunque Herrera trasladó su residencia a la Corte como hombre de máxima confianza de Gonzaga, resolviendo sus cuestiones ante el Rey y la Corte. Simultáneamente Herrera fue ampliando el círculo de sus amistades, estableció contacto con personalidades influyentes a la vez que, paulatinamente, fue amasando una pequeña fortuna.

En los últimos años de vida de Gonzaga, éste presenta al rey Felipe II a Antonio de Herrera, como docto en asuntos históricos; fue el punto de partida de una relación que Herrera supo mantener, comenzando por una serie de cortesías interesadas dedicando sus obras históricas (ya había iniciado su producción) a personajes importantes. Para iniciar con buen pie ese contacto con el Rey tradujo del italiano la obra de Minadoy: Historia de la Guerra entre turcos y persianos.

Durante su estancia en Pamplona conoció a la que habría de ser su primera mujer: Juana de Esparza y Artieda, matrimonio celebrado en 1581 y que le proporcionó un nivel social de cierto relieve, pese a que todavía no hubiera conseguido un capital o patrimonio importante, aunque se hallaba en vías de llegar a hacerlo efectivo. Fruto de este primer matrimonio nació Juana de Herrera, su única hija, que murió en 1587 a temprana edad, tres años después que su madre doña Juana.

Una década después de quedar viudo, contrajo segundo matrimonio con una cuellarana, María de Torres Hinestrosa, descendiente por un costado de los señores de Henestrosa, y por el otro en línea natural, del rey Alfonso IX de León, de quien no tuvo sucesión.

Cronista

Durante los años de viudez de su primera mujer, Herrera se dedicó a afianzar su posición en la Corte, a invertir en fincas urbanas en Madrid, y por supuesto, a escribir, siempre escribir, hasta lograr el cargo de Cronista Mayor de Indias en 1596, y el de Castilla en 1598, con un sueldo apetecible o, como el mismo Herrera dice “optimo stipendio dotatum”. En el año 1601 trasladó su residencia a Valladolid, con la Corte, y allí prosiguió su incansable actividad historiográfica entremezclada con otras de índole palaciega y las inevitables de índole económica.

En 1607 volvió a Madrid, residiendo en unas casas de la Puerta del Sol y dedicado a sus tareas literarias, donde gozó de una vida cómoda y señorial. Sin embargo, los enredos económicos en que andaba le provocaron un arresto domiciliario en 1609, que duró hasta 1611, continuando desde entonces a su actividad histórica y literaria hasta su muerte.

Muerte

Le sobrevino la muerte en Madrid, un 28 de marzo de 1626. Mandó en su testamento que su cuerpo fuese enterrado en la yglesia parrochial de santa Marina de la villa de Cuellar en un altar que está con un arco en la capilla mayor al lado de la Epistola para cuyo efecto se aderezará por horden y voluntad de mi heredero puniendo en el un letrero de letras redondas castellanas que se hallara hordenado entre mis papeles y en la conformidad que se hallare escrito en latin se pondra sobre el dicho mi sepulcro, como así se hizo después. Herrera estableció un plazo máximo de dos años para que su cuerpo fuese sepultado en Cuéllar, teniendo en cuenta posibles inconvenientes para hacerlo de inmediato, por lo que proponía como primer enterramiento el desaparecido convento de San Hermenegildo de Madrid, en la capilla del capitán Juan Bautista Anotonelli, de la cual era patrón, tal y como se hizo.

En el siglo XIX durante la Desamortización la iglesia fue vendida y su propietario usó la lápida como escalón, perdiendo así el dorado que poseían las letras, mientras que los restos mortales se trasladaron en 1886 a la cercana iglesia de San Pedro, y una vez que es secularizada ésta en 1890, se recogieron en uno de los salones del Ayuntamiento de Cuéllar, donde reposan en la actualidad con los de su mujer, junto con la lápida, que a instancias de la Real Academia de la Historia fue donada en el año 1952 por el propietario de la iglesia.

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